Esta semana pasada con tanto relax sacro-santo por parte de todos (músicos y medios) viene con poca actualidad, así que voy a hablar del tema de los festivales. Asistir a uno al menos una vez en la vida debería de estar subvencionado por el Ministerio de Cultura o algo así, y aunque suene descabellado es una experiencia que se ha de vivir en primera persona si te gusta la música. Ver como la música se materializa ante tus ojos en concierto, rodeado de miles de personas con la misma pasión que tú, creando un ambiente casi extracorpóreo. Además, ya que te pones pues lo vives como debe de ser: con la tienda de campaña y de barro hasta las orejas. Cuando se alinean los planetas y estás frente a tu grupo favorito y éste toca tu canción predilecta, te importará tres pimientos todo lo demás.
Y es que la oferta de festivales musicales en Europa es muy extensa, habiéndolos de todas las índoles. Pero hay que destacar que por infraestructura, aquí en España hay menos festivales de camping y botas de barro, como lo son en UK el de Glastombury o en EEUU el de Coachella (que hace poco acaba de finalizar). Lo que hay que destacar es que aquí se vive diferente, y sobre todo que a lo largo de los años los festivales españoles han ganado fama posicionándose como grandes a nivel mundial, con gran afluencia de público extranjero y confeccionando carteles con la crême de la crême.
Está claro que el primero de estos festivales, el que va en cabeza en el ranking aunque en los últimos dos años haya pasado por duros reveses (cambios en la organización que han afectado a las ventas en última instancia por malas decisiones) este año parece recuperarse y planta cara: el Festival Internacional de Benicassim. Para los guiris es la excusa perfecta: sol, playa, cerveza, paella recalentada y música, todo en un mismo recinto. En este festival se puede acampar, y los conciertos se suceden durante todo el día, lo que hace que se cree un ambiente inigualable: recuerdo como en 2005 los Strokes tocaban a las 6:00 am, viendo amanecer. Eso si que es una experiencia religiosa y no lo que cantaba el vástago de Julio Iglesias.
Escenario verde del FIB |
Por otro lado, el ejemplo del festival urbano más destacable seria el Primavera Sound, que se lleva a cabo en el Parc del Fòrum en Barcelona. Ahí no encontrarás barro, ni tendrás que cargar con la tienda de campaña, sino que encontrarás asfalto o algo de césped artificial como mucho. Eso hace que se conciba el festival de otra manera: los conciertos son a partir de las 18:00 pm hasta altas horas de la madrugada, así que puedes ir a trabajar, pasarte un rato por el Primavera y luego irte a continuar la fiesta a otro lado. Son dos maneras distintas de vivirlo pero el disfrute es el mismo.
Además, el Primavera también es un festival reconocido mundialmente, tanto que en Barcelona es de los dos principales junto con el Sónar, que ya cubre otro tipo de música y necesidades artísticas. El cartel de los dos festivales, FIB y Primavera, son siempre punteros, de hecho se anuncian incluso en webs "biblias" del moderno-alternativo actual, como son Pitchfork o Stereogum, como indicativo de que el público extranjero también está interesado en este tipo de festivales.
Escenario principal del Primavera |
Lo malo de esta necesidad de ir a un festival alguna vez en la vida es que las entradas para este tipo de eventos son bastante elevadas, dado que incluyen varios días de conciertos, a casi cada hora simultáneamente, lo que supone un gasto de producción y gestión elevado. Por eso, los festivales son conscientes y crean ofertas como la entrada de día, más barata que el abono general, para que los que quieran ver a un grupo concreto puedan hacerlo sin tener que gastarse el triple. Y así, ha surgido una cultura suburbana de gente que ahora que empieza la época, irá a todos los festivales que pueda, ya que se han pasado ahorrando todo el año para ello y allí se pasarán el día de escenario en escenario con una cerveza en la mano y haciendo cola para el baño cada hora. Se les podrá identificar por la cantidad de pulseritas de colores que llevarán en la muñeca, insignias del moderno actual.
Y para acabar, una canción, que al fin y al cabo este blog va de eso. Y no una canción cualquiera, sino una preciosa, envolvente, casi no de este mundo. The National es un grupo que han producido verdaderas joyas, uno de los pocos a los que casi no se les puede poner ninguna pega por ninguno de sus cds. Una producción cuidada, unas letras magníficas y un grupo compacto y bien avenido quizás sea la receta de este éxito. Y no voy a poner una canción del reciente High Violet, que por cierto presentarán en el próximo Primavera Sound, sino una canción "encargo" que han hecho para el videojuego Portal 2, que a juzgar por las escuchas, bien podrían haber incluido en el disco. Exile Vilify, me tienes abstraída.
The National - Exile Vilify by weallwantsome1
No hay comentarios:
Publicar un comentario